El río Putumayo-Içá, conocido como el “río de peces” en lengua murui, es el décimo afluente más largo del río Amazonas. Su cuenca abarca 121.201 km², lo que representa el 1,8% de la cuenca amazónica. El Putumayo-Içá recorre unos 2.000 km, comenzando en la Cordillera de los Andes en Colombia, drenando aguas abajo hacia Ecuador y Perú, conectando ríos, lagos y bosques inundados, y llegando a Brasil, donde desemboca en el río Amazonas (Solimões). Los principales ríos tributarios de la cuenca son: Cotuhé, Igara Paraná, La Chorrera y Sabaloyacu en Colombia; Güeppi, Peneya, Angusilla, Yubineto, Campuya, Algodón y Yaguas en Perú; San Miguel en Ecuador; y Purité y Orós en Brasil.

Los bosques de la cuenca Putumayo-Içá albergan una gran riqueza de biodiversidad en la región amazónica; más del 75% de su territorio son áreas de conservación o propuestas para conservación. Estos bosques también contienen grandes reservas de carbono necesarias para mitigar el cambio climático.

En la cuenca se han registrado:

Entre los reptiles destacan la babilla (Caiman crocodilus) y el caimán negro (Melanosuchus niger), con una de las poblaciones más grandes de la región amazónica, pero en estado vulnerable. También hay cinco especies de tortugas importantes para las comunidades indígenas locales: charapa (Podocnemis expansa), taricaya (Podocnemis unifilis), cupiso (Podocnemis sextuberculata), mata-mata (Chelus fimbriatus) y morrocoy (Chelonoidis denticulata). Las especies de peces de importancia ecológica y económica incluyen el pirarucú (Arapaima gigas), la arawana plateada (Osteoglossum bicirrhosum) y el bagre migratorio (Pseudoplatystoma punctifer).

La cuenca es el hogar ancestral de diferentes pueblos indígenas, constituyendo cerca del 45% de su territorio. La oralidad y otras formas culturales son claves para transmitir conocimientos sobre la conservación de la selva y la biodiversidad, las técnicas de caza, la siembra, la cosecha, y el uso de los recursos naturales en prácticas como la medicina y la cocina. En la segunda mitad del siglo XX, la parte alta de la cuenca recibió gran afluencia de otros pueblos indígenas y de población migrante (comunidades campesinas y afrocolombianas), principalmente desplazada de sus territorios. La cuenca es también habitada por pescadores y agricultores, entre otras comunidades.

La mayoría de las comunidades están ubicadas a lo largo de las riberas de los ríos, navegables durante todo el año, garantizando fácil acceso a ambos lados de las fronteras Perú-Colombia y Perú-Colombia-Ecuador, así como aguas abajo hacia Brasil. Estas comunidades obtienen su agua potable de ríos, lagos, pozos y arroyos cercanos a sus viviendas. Los medios de subsistencia incluyen la pesca, la caza, productos forestales maderables y no maderables, y la agricultura. La economía de la cuenca ha sido dinámica y determinada por productos o actividades específicas: quinina (1616-1885), caucho (1880-1912), pieles (principios de 1960), coca (1980 actual) y aceite de palma (desde 1957 hasta la actualidad). Estas actividades ejercieron presión sobre los recursos naturales, incluida la conversión de áreas naturales. En años recientes, la agricultura, la ganadería, la minería y la extracción de madera han impulsado cambios en la cobertura del suelo y la calidad del agua.